domingo, 15 de marzo de 2009

Oscurantismo teológico mercantil

Quizá habría que hablar de una luminosa Edad Media, si es cierto que el para qué del valor no se refería exclusivamente al valor de cambio (la pregunta que se formula hoy de para qué vale la filosofía planteada con una triste mordacidad y una gran miopía: ¿qué valor adquiere en el mercado?). En la teología mercantil la verdad sobre todas las cosas es su infinita sustituibilidad, la equivalencia de lo diferente y una abstracción salvaje.

¿La pluralidad de formas de vida y el politeísmo de los valores no están subsumidos, al fin y al cabo, en la unidad del consumismo como forma de vida (donde se consumen, eso sí, una pluralidad de signos de pertenencia y de identidad, quizá para paliar los efectos de la estructuración social del aislamiento y llenar rápidamente esa nada que tan plenamente somos, como dírían Tiqqun) y del intercambio mercantil como único vínculo social que queda en pie, dada la necesidad de completar la independencia de los hombres entre sí con un sistema de dependencia material en todos los aspectos (Marx)?


La pura exterioridad de las condiciones de existencia constituye también la ilusión de la pura interioridad

Tiqqun, Teoría del Bloom


La pura interioridad se ha hecho líquida, como diría Bauman (lo dice de todo, así que ¿por qué no de la interioridad?), ha perdido solidez substancial, del mismo modo que el trabajo ha pasado de ser fijo a ser temporal, fluido. Así nos convertimos en Bloom, en eternos adolescentes, siempre en transición. ¿Se adapta nuestra subjetividad al ritmo del capital?


El Bloom comprende únicamente el lenguaje sobrenatural del intercambio. Dirige hacia el mundo una mirada sin ver nada, salvo la nada del valor.

Tiqqun, Teoría del Bloom


Dado que no hay un afuera del mundo de la mercancía, salvo como lugar imaginado (la Edad Media luminosa del principio en parte es sólo una ficción), y que encima puede venderse muy bien (la publicidad, que constantemente nos induce a desear abstracciones que misteriosamente se transustanciarían en objetos materiales usa a menudo una retórica romántico-idealista) ¿qué prácticas, más allá de teorías críticas y utopías comunicativas, serán capaces de transformar el Bloom?, ¿es posible imaginar una forma de comunidad sin nostalgia y sin resucitar a Dios, re-ligarnos sin apelar a una instancia trascendente? De todas formas, la comunidad nunca existió. Y hay que inventarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario